Experiencia en Servicios sociales después de dos meses
Me incorporo a servicios sociales del Ayuntamiento de Madrid el 1 de septiembre de este turbulento 2020 y lo hago en un contexto marcado por una emergencia sanitaria y social por la COVID 19.
La entrada es por la puerta grande: "Con esto del Covid está todo disperso y desorganizado". BIENVENIDA
Pero me gusta saber del pasado para entender algo del presente y pregunto: "¿Pero antes del covid estaba todo organizado, existía un plan de formación para nuevos funcionarios por ejemplo?
Respuesta: la verdad que no, pero bueno.
Dejémoslo en el covid.
Empiezas a observar desde tu tierra de nadie, la emergencia social no deja de crecer, servicios sociales debe atender a las personas que ya eran usuarias antes de la emergencia y acoger a aquellas que llegan de otros sistemas de protección que no protegen como deberían, servicios sociales tampoco, pero es el último eslabón en este desastre llamado administración pública y no le queda otra.
Y dentro de este desastre de administración que viene de lejos, unido a la emergencia social, a nuestros queridos y excelentísimos gestores públicos se les ilumina el camino y deciden comenzar un nuevo proceso en forma de prestación económica para cubrir necesidades básicas.
Y vosotros diréis "oye pues ya es criticar por criticar, si es una buena idea". Sí, es una buena idea, pero una buena idea sin planificación se queda en lo que se ha quedado : un mojón.
En vez de reforzar lo que ya existe, se empeñan en crear algo con un nuevo nombre sin tener previamente NADA planificado. Si estamos en una emergencia, se necesitan respuestas rápidas, la innovación déjala para más adelante.
Pero nada oye, los verás sacando pecho de sus servicios sociales y su funcionamiento.
Y desde esta iluminación yo ya no estoy en tierra de nadie, estoy tramitando esta nueva prestación, es lo único que hago (si Jane Addams levantase la cabeza no aguantaría el disgusto) , pero en realidad tampoco hago eso, porque realmente no se está dando ni una sola prestación porque hay atasco en alguno de los pasos.
Mientras, la gente está en las mal llamadas "colas del hambre", que más bien deberían llamarse " la colas de la incompetencia política".
Ayudas sociales listas, tramitadas y enviadas , algunas devueltas porque la ayuda que se prometió para septiembre no está lista en noviembre y ¿Diciembre? , no se sabe. (Y ya no voy a meterme en los requisitos para el acceso a la inoperativa prestación, por vergüenza ajena).
¿Esta falta de planificación es consecuencia del Covid? A estas alturas ya sabréis la respuesta.
Prosigamos con el relato, ahora os quiero hablar del refuerzo histórico de personal en servicios sociales que no paran de presumir estos nuestros políticos. "Hemos incorporado X profesionales" dicen llenos de orgullo.
Histórico sería que la plantilla de trabajadores y trabajadoras sociales, educadores y educadoras sociales y administrativos/as estuviese al 100%. De esto ya ni se pone de excusa al Covid, simplemente nadie lo ha visto nunca.
Y así están los empleados de la administración pública, que nadie niega que haya el prototipo típico de funcionario vago (como en todos los lados hay), pero hay mucha gente trabajando con todas sus fuerzas dentro de un sistema que los presiona desde las altas esferas , le apedrean desde el tercer sector, los apalean desde la opinión pública y reciben toda la frustración de las personas que llegan. Pero eso, al final, no es importante, al final lo peor es vivir el dolor humano que se respira cada día, lo llevas contigo, el sentimiento de no poder hacer más, sabes que se podría hacer más y mejor y no se hace.
Mi sensación después de dos meses en la administración pública y en el sistema de servicios sociales es estar dentro de un huracán y rodeada de pollos sin cabeza.
Políticos sacando pecho de lo bien que se hace todo, mientras sus súbditos, entre ellas yo, pasamos los días entre lo siento, te entiendo, cuando la gente te pregunta si se sabe algo de la nueva prestación u otras muchas cosas.
Y entre todo esto se desvanece el trabajo social, porque en este sistema no veo dignidad, no veo derechos, ni justicia social, veo parches que mantienen la miseria desde la frialdad y la violencia institucional.
Mantiene a las personas con pocos recursos y sin el acompañamiento necesario para salir del círculo de la pobreza, pero no los deja lo suficientemente pobres, para así poder mantener el orden social y que no se rebelen.
Para ahondar más en nuestro sistema de servicios sociales y como debería ser, os invito a leer la ley 11/2003 de 27 de marzo de servicios sociales de la Comunidad de Madrid.
El chiste se cuenta solo.

Comments
Post a Comment